Madre, viajera, ex empleada de banca, culo inquieto y manitas, si tuviera más brazo sería albañil.
Esto de pintar no iba conmigo, incluso habiendo crecido en una casa repleta de arte, donde no había un centímetro de pared sin un cuadro o una mesa sin esculturas.
En casa los artistas eran los demás.
Pasé la vida viendo de lejos a mi padre pintar frente a su caballete. Recuerdo cómo olía a trementina y aguarrás, cómo intentaba quitarse las manchas eternas de los dedos y cómo se desesperaba mi madre cuando veía que se sentaba con una camisa nueva por puro despiste. También aprendí que la vida de artista puede ser ingrata a veces y un regalo otras.
Ahora pinto yo y él no está aquí para verlo.
Así que no, no tengo estudios ni currículum, pero sí recuerdos. También horas y horas (mágicas) frente a un atril, imaginando que él aprueba cómo se mueven algunos de sus pinceles o espátulas.
Gracias a internet he aprendido técnicas que sola no hubiera puesto en práctica jamás.
No tengo un gran bagaje ni una escuela física pero aprendo cada día de grandes maestros y de muchos errores propios y algunos aciertos. Y lo que un día fue pasión y obsesión por crear espacios en un hogar, ahora que he descubierto cómo la creatividad puede ocurrir en un lienzo, en un cartón, en una pared o en un trozo de madera... no hay vuelta atrás. Yo también soy pintora!
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